Historia

La largamente ambicionada bahía de Guantánamo

Por Pablo Soroa Fernández 

Por la época en que Abraham Lincoln aspiraba a la presidencia de Estados Unidos, un granjero en Estados Unidos solía repetir: “Yo no ambiciono tierras, excepto las que colindan con  las mías”.

     La anécdota la contaba  con tono humorístico a sus rivales el décimo sexto mandatario (1861-1865) en la historia de esa poderosa nación,  y el más honorables  y quizás el más honorable de cuantos han ocupado la sala oval de la Casa Blanca.

    Esa excepcional honorabilidad le costó la vida, a  mano de un esclavista mientras presenciaba, inexplicablemente sin escolta,  una obra dramática en el Teatro  Ford, de Washington. 

    Tal vez en Inglaterra, en presencia del bebé o del joven que con el correr de los años llegaría a ser el vice Almirante Edward Vernon, algún agricultor de Inglaterra pronunció una sentencia de índole  parecida a la de su colega norteamericano, pero con  más radical agudeza geopolítica: “Yo ambiciono tierras, incluidas las del otro lado del Atlántico.

   La casualidad o tal vez  un raro juego de circunstancia, podrían explicar  la presencia en 1741 del ya connotado militar en la bahía de Guantánamo, al frente de la escuadra inglesa de las West Indies, y su ya notorio interés por esas tierras, en las que fundó una comunidad de efímera existencia. a la que denominó  Cumberland.

   Vernon había sido enviado a esta zona a continuar la guerra que sostenía la Pérfida Albión contra España,  y escogió a una de sus colonias, y dentro de esta la zona más oriental de Santiago de Cuba, es decir, la que limita con Guantánamo, en la imposibilidad de marchar hacia Colombia.  

  El militar inglés quedó obsesionado por la inmensa rada, pero también por las tierras que la rodean, al igual que un conciudadano suyo, de apellido Hervey, quien en su Historia Naval de Gran Bretaña (1779)  describe a ese accidente marítimo como  "un gran y seguro paraíso protector para las embarcaciones azotadas por tormentas y huracanes tan frecuentes”. 

    No he consultado esa obra, pero debe mencionar las fabulosas condiciones naturales de aquellas, su gran calado, el clima seco casi todo el año, y el anillo montañoso que casi totalmente la rodea y opera como "cortinas rompe vientos" que frenan y desintegran las tormentas y ciclones.

   
 Muchos más cercanos –geográficamente- a Cuba, que los ingleses, a  los norteamericanos no escapaba que  la Bahía de Guantánamo, es una de las mayores de la isla, y dista solo 64 kilómetros de Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia del país.

    Fue ese uno de los factores por los que acudiendo a todas las argucias de toda laya y a la indefensión en que se encontraba la naciente República Cubana (falsificada por la nación norteña), maniobraron para instalar en la zona de Caimanera, una base militar, mediante fraudulento tratado. 

    Aunque carece ya del valor estratégico que la distinguió durante las dos guerras mundiales, la parte de la rada ocupada por los yanquis, abarca un área de 117,6 kilómetros cuadrados (49,4 de tierra firme y el resto de agua y pantanos). 


   Delimita una línea de costa de 17,5 kilómetro y posee buena características en cuanto a profundidad, seguridad y capacidad., pero los ejercicios de las tropas norteamericanas, acantonadas en el territorio tomado por la fuerza, han provocado daños ecológicos irreparables al entorno de la más oriental provincia cubana, la que deberán abandonar más temprano que tarde.
 










La usurpación de suelo cubano tiene más de cien añoss de 100 años
Por: Singh Castillo

Los Estados Unidos  mantiene desde 1903 ilegalmente una base naval en Cuba contra la voluntad de su pueblo. Esta instalación se encuentra en la Bahía de Guantánamo, una de las mayores de la isla. Dista 64 kilómetros de Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia del país, y 920 kilómetros de la capital del país, La Habana.
Abarca un área de 117,6 kilómetros cuadrados(49,4 de tierra firme y el resto de agua y pantanos). Delimita una línea de costa de 17,5 kilómetros. La bahía posee buenas características en cuanto a profundidad, seguridad y capacidad, pero actualmente carece de importancia estratégica.

La Enmienda Platt , bochornosa ley del Congreso de Estados Unidos impuesta a la primera Constitución cubana a principios del Siglo XX, bajo la amenaza de que de no aceptarse la isla permanecería ocupada militarmente, estableció la obligación de ceder porciones de territorio para instalaciones militares del poderoso vecino.

No tardó en ponerse en práctica esa exigencia. En diciembre de 1903 Estados Unidos tomó posesión "hasta que lo necesitaren" de la Bahía de Guantánamo, mediante la imposición de un leonino tratado. Desde entonces y durante más de medio siglo fue centro de estímulo a la prostitución, el juego y las drogas, y de un abierto intervencionismo.

Desde el triunfo de la Revolución en 1959, la base ha sido fuente de provocaciones y agresiones, tanto de las tropas del enclave como de contrarrevolucionarios que allí encontraron refugio, muchos de ellos después de cometer crímenes y otras fechorías.

En 1961 personal de la Base provocó la muerte a golpes de un obrero cubano y menos de un año más tarde fue secuestrado, torturado y asesinado un humilde pescador.

Dos soldados cubanos resultaron asesinados en 1964 y 1966, respectivamente, por disparos realizados desde esa instalación norteamericana. Son muchas las violaciones del espacio aéreo, marítimo y terrestre cometidas, junto a diversas provocaciones como disparos, lanzamiento de piedras, proferir ofensas y otras muchas.

Los ejercicios de las tropas norteamericanas han provocado daños ecológicos irreparables al entorno, incluso han estacionado allí submarinos nucleares. Violando hasta el ilegal tratado que Estados Unidos esgrime para mantener su presencia militar, la base fue convertida en 1994 en campamento de refugiados, en gran parte haitianos, y aún se utiliza ocasionalmente para esto fines.

Ante tales hechos Cuba ha asumido invariablemente una actitud firme y serena, no se ha dejado provocar ni intimidar. Los combatientes de la Brigada de la Frontera , unidad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias encargada de la defensa de este límite fronterizo artificial, son ejemplo de preparación profesional, valor y disciplina.

Las máximas autoridades cubanas han declarado en muchas ocasiones que no aceptarán ninguna negociación con respecto a este territorio ilegalmente ocupado que no sea la retirada incondicional de las tropas extranjeras allí acantonadas contra la voluntad expresa del pueblo de Cuba. Con igual seriedad el gobierno cubano ha ratificado que no intentará recuperar sus legítimos derechos mediante la fuerza y esperará pacientemente a que la justicia se imponga tarde o temprano.

Desde 2002, una porción de la base ha servido como campo de detención para más de cuatrocientos prisioneros considerados como “combatientes enemigos” capturados por las fuerzas estadounidenses en Afganistán durante la invasión a ese territorio y luego en la ocupación a Iraq.

En franca violación a la Convención de Ginebra, a ninguno de los detenidos en ese campo de tortura se les ha presentado cargo formalmente, no han sido sometidos a juicio alguno y se les niega el derecho a un abogado por lo cual la administración de George Bush ha sido objeto de múltiples críticas en todo el mundo.

Recientemente los jueces de la Corte Suprema de los Estados Unidos emitieron un fallo donde constata que no hay autoridad para hacerles juicios militares a los encarcelados en la Base Naval de Guantánamo.

Solo diez de los 460 detenidos que aún permanecen en Camp Delta y sus secciones de máxima seguridad, han sido llevados a esos tribunales que ahora la Corte Suprema declara ilegales.

Sin embargo, aunque loable y digna, la decisión de la Corte Suprema se queda corta en lo esencial: el centro de detención de la Base Naval de Guantánamo —repudiado y denunciado por la comunidad internacional, incluidas instituciones de las Naciones Unidas, la Cruz Roja Internacional, organizaciones defensoras de los derechos humanos, y últimamente hasta por sus aliados europeos—, debe ser clausurado.

En puridad, los cubanos añaden que la Corte Suprema de Estados Unidos debiera también promover el cierre de la Base Naval de Guantánamo y la devolución de ese territorio robado a Cuba.






Un siglo de ofensiva usurpación a la soberanía cubana
Por Vivian DIAZ BARDAJI


Cuando el 10 de diciembre de 1903, a las 12 meridiano, Estados Unidos tomó posesión de las tierras y las aguas de parte de la bahía de Guantánamo, por medio del Tratado Permanente, firmado los días 16-23 de febrero de ese mismo año, comenzó la bochornosa usurpación de una parte de nuestro territorio.

Recordar este hecho tiene para la historia de Cuba una trascendental importancia, por el sufrimiento y los daños que su permanencia, durante todo este siglo, ha provocado en el pueblo cubano. Es necesario, entonces, no permitir el olvido, porque sería borrar la ignominia que se ha vivido.

Para nadie es un secreto el definido carácter ilegal de este enclave militar, fundamentado básicamente, entre otros elementos, por las amenazas y coacción utilizadas como método para su imposición. De la onerosa Enmienda Platt nace la base naval de Guantánamo, y ésta fue rechazada firmemente por el pueblo cubano, dando paso a un marcado sentimiento antimperialista, que nos ha identificado hasta hoy.

Durante el período de la República Neocolonial, los gobiernos títeres que por ella transitaron vieron con buenos ojos su existencia y como marionetas siguieron fielmente los dictámenes de Washington, aunque estos estuvieran en contra de los intereses de la patria. Así, en 1912, en el genocidio cometido contra el Movimiento de los Independientes de Color, intervinieron fuerzas norteamericanas procedentes de la Base.

En esta etapa, por citar otro ejemplo, se abastecían desde esta instalación militar los aviones del Ejército de Batista, que entre 1957 y 1958 bombardearon los territorios liberados por los rebeldes en la Sierra Maestra.


En la Demanda del Pueblo de Cuba al Gobierno de EE. UU. por Daños Humanos se plantea que la Base Naval de Guantánamo, a partir del triunfo revolucionario, se ha convertido en una amenaza cada vez más peligrosa. Las provocaciones provenientes de la misma han causado serias dificultades a nuestra sociedad y dejado un saldo de 8 muertos y 15 mutilados.

Receptora de los que ilegalmente pretenden salir del país, es un medio que favorece los propósitos asesinos de la Ley Migratoria de Ajuste Cubano, con un elevado saldo en pérdida de vidas humanas y otros daños a los que irreflexivamente escogen esta vía.
Parte importante del Diferendo histórico EE. UU.- Cuba, desde este territorio se han producido hacia nuestro país, de 1962 hasta la fecha, 5 236 provocaciones y 8 262 violaciones del espacio aéreo, de las aguas jurisdiccionales y del territorio nacional. Ante estos hechos el gobierno cubano ha dado muestras de serenidad y paciencia, pues en nuestro caso evitar la guerra equivale a ganarla.

Este siglo de su permanencia ilegal en una parte del suelo patrio ha significado vejamen, atropello, muerte, hambre, presión, chantaje, pero ha servido también para consolidar la conciencia antimperialista y revolucionaria del pueblo cubano, que crece como ejemplo para el resto del mundo.

La conmemoración del centenario de este enclave militar norteamericano en una parte de la bahía de Guantánamo, servirá para, una vez más, denunciar ante la humanidad los crímenes cometidos por esta potencia imperialista contra nuestro país.

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