lunes, julio 01, 2013

La largamente ambicionada bahía de Guantánamo.

Por la época en que Abraham Lincoln aspiraba a la presidencia de Estados Unidos, un granjero en Estados Unidos solía repetir: “Yo no ambiciono tierras, excepto las que colindan con  las mías”.

 La anécdota la contaba  con tono humorístico a sus rivales el décimo sexto mandatario (1861-1865) en la historia de esa poderosa nación,  y el más honorables  y quizás el más honorable de cuantos han ocupado la sala oval de la Casa Blanca.Esa excepcional honorabilidad le costó la vida, a  mano de un esclavista mientras presenciaba, inexplicablemente sin escolta,  una obra dramática en el Teatro  Ford, de Washington. 
Tal vez en Inglaterra, en presencia del bebé o del joven que con el correr de los años llegaría a ser el vice Almirante Edward Vernon, algún agricultor de Inglaterra pronunció una sentencia de índole  parecida a la de su colega norteamericano, pero con  más radical agudeza geopolítica: “Yo ambiciono tierras, incluidas las del otro lado del Atlántico.

 La casualidad o tal vez  un raro juego de circunstancia, podrían explicar  la presencia en 1741 del ya connotado militar en la bahía de Guantánamo, al frente de la escuadra inglesa de las West Indies, y su ya notorio interés por esas tierras, en las que fundó una comunidad de efímera existencia. a la que denominó  Cumberland.
Vernon había sido enviado a esta zona a continuar la guerra que sostenía la Pérfida Albión contra España,  y escogió a una de sus colonias, y dentro de esta la zona más oriental de Santiago de Cuba, es decir, la que limita con Guantánamo, en la imposibilidad de marchar hacia Colombia.  
El militar inglés quedó obsesionado por la inmensa rada, pero también por las tierras que la rodean, al igual que un conciudadano suyo, de apellido Hervey, quien en su Historia Naval de Gran Bretaña (1779)  describe a ese accidente marítimo como  "un gran y seguro paraíso protector para las embarcaciones azotadas por tormentas y huracanes tan frecuentes”. 

No he consultado esa obra, pero debe mencionar las fabulosas condiciones naturales de aquellas, su gran calado, el clima seco casi todo el año, y el anillo montañoso que casi totalmente la rodea y opera como "cortinas rompe vientos" que frenan y desintegran las tormentas y ciclones.
Muchos más cercanos –geográficamente- a Cuba, que los ingleses, a  los norteamericanos no escapaba que  la Bahía de Guantánamo, es una de las mayores de la isla, y dista solo 64 kilómetros de Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia del país.
Fue ese uno de los factores por los que acudiendo a todas las argucias de toda laya y a la indefensión en que se encontraba la naciente República Cubana (falsificada por la nación norteña), maniobraron para instalar en la zona de Caimanera, una base militar, mediante fraudulento tratado. 
Aunque carece ya del valor estratégico que la distinguió durante las dos guerras mundiales, la parte de la rada ocupada por los yanquis, abarca un área de 117,6 kilómetros cuadrados (49,4 de tierra firme y el resto de agua y pantanos). 

Delimita una línea de costa de 17,5 kilómetro y posee buena características en cuanto a profundidad, seguridad y capacidad., pero los ejercicios de las tropas norteamericanas, acantonadas en el territorio tomado por la fuerza, han provocado daños ecológicos irreparables al entorno de la más oriental provincia cubana, la que deberán abandonar más temprano que tarde.

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