La anécdota la contaba con tono humorístico a sus rivales el décimo sexto mandatario (1861-1865) en la historia de esa poderosa nación, y el más honorables y quizás el más honorable de cuantos han ocupado la sala oval de la Casa Blanca.Esa excepcional honorabilidad le costó la vida, a mano de un esclavista mientras presenciaba, inexplicablemente sin escolta, una obra dramática en el Teatro Ford, de Washington.
Tal vez en Inglaterra, en presencia del bebé o del joven que con el
correr de los años llegaría a ser el vice Almirante Edward Vernon, algún
agricultor de Inglaterra pronunció una sentencia de índole parecida a
la de su colega norteamericano, pero con más radical agudeza
geopolítica: “Yo ambiciono tierras, incluidas las del otro lado del
Atlántico.
La casualidad o tal vez un raro juego de circunstancia, podrían explicar la presencia en 1741 del ya connotado militar en la bahía de Guantánamo, al frente de la escuadra inglesa de las West Indies, y su ya notorio interés por esas tierras, en las que fundó una comunidad de efímera existencia. a la que denominó Cumberland.
Vernon había sido enviado a esta zona a continuar la guerra que
sostenía la Pérfida Albión contra España, y escogió a una de sus
colonias, y dentro de esta la zona más oriental de Santiago de Cuba, es
decir, la que limita con Guantánamo, en la imposibilidad de marchar
hacia Colombia.
El militar inglés quedó obsesionado por la inmensa rada, pero también
por las tierras que la rodean, al igual que un conciudadano suyo, de
apellido Hervey, quien en su Historia Naval de Gran Bretaña (1779)
describe a ese accidente marítimo como "un gran y seguro paraíso
protector para las embarcaciones azotadas por tormentas y huracanes tan
frecuentes”.
No he consultado esa obra, pero debe mencionar las fabulosas condiciones naturales de aquellas, su gran calado, el clima seco casi todo el año, y el anillo montañoso que casi totalmente la rodea y opera como "cortinas rompe vientos" que frenan y desintegran las tormentas y ciclones.
Muchos más cercanos –geográficamente- a Cuba, que los ingleses, a
los norteamericanos no escapaba que la Bahía de Guantánamo, es una de
las mayores de la isla, y dista solo 64 kilómetros de Santiago de Cuba,
la segunda ciudad en importancia del país.
Fue ese uno de los factores por los que acudiendo a todas las argucias
de toda laya y a la indefensión en que se encontraba la naciente
República Cubana (falsificada por la nación norteña), maniobraron para
instalar en la zona de Caimanera, una base militar, mediante fraudulento
tratado.
Aunque carece ya del valor estratégico que la distinguió durante las
dos guerras mundiales, la parte de la rada ocupada por los yanquis,
abarca un área de 117,6 kilómetros cuadrados (49,4 de tierra firme y el
resto de agua y pantanos).
Delimita una línea de costa de 17,5 kilómetro y posee buena características en cuanto a profundidad, seguridad y capacidad., pero los ejercicios de las tropas norteamericanas, acantonadas en el territorio tomado por la fuerza, han provocado daños ecológicos irreparables al entorno de la más oriental provincia cubana, la que deberán abandonar más temprano que tarde.
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