Por: Raisa Martín Lobo
El 15 de abril de 1961 se iniciaba una epopeya gloriosa para Cuba. El
enemigo imperialista forjaba desde los Estados Unidos, una agresión
armada y preparaban acciones agresivas con el objetivo de hacer
desaparecer la Revolución. Ese día, miles de cubanos estaban
congregados en sus respectivos puestos de combate.
La primera
acción perpetrada para destruir la defensa aérea del Ejército
Rebelde, fueron aviones camuflados con la insignia de lasa Fuerzas Armadas revolucionarias que bombardearon el aeropuerto de Ciudad Libertad, la base aérea de San Antonio de los
Baños, y el aeropuerto de Santiago de Cuba. Todo un
teatro armado para hacer creer a la opinión pública internacional que en
nuestro país tenía lugar una rebelión interna.
Siete fallecidos, entre ellos mujeres y niños que vivían en
lugares cercanos a los puntos de bombardeo, decenas de heridos y
viviendas destruidas como saldo de la cobarde acción organizada y
financiada por Estados Unidos, fue el saldo de la agresión militar.
Se equivocaba el Imperio y de qué manera. La rápida respuesta del pueblo cercaron el intento del gobierno de los
Estados Unidos y de inmediato, toda Cuba se puso en pie de lucha junto a
su Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. ¿Por qué el resentimiento
del gobierno de los Estados Unidos hacia la Revolución Cubana?, esa era justamente la pregunta que muchos se hacían.
En 1961 y con
sus objetivos bien definidos, se habían promulgado leyes que
laceraban los intereses estadounidenses en la Isla y con ello, se destruía la
estructura económica que dejaron atrás los gobiernos de la
seudorrepública. Los lacayos de la tiranía batistiana que
habían huido hacia el vecino del Norte, demandaban el fracaso del
Gobierno Revolucionario Cubano.
"Nuestro país ha sido víctima de una criminal agresión
imperialista.... Cada cubano debe ocupar el puesto que le corresponde en
las unidades militares y en los centros de trabajo sin interrumpir la
producción, ni la campaña de alfabetización, ni una sola obra
revolucionaria. La Patria resistirá a pie firme y serenamente cualquier
ataque enemigo, segura de la victoria." Era el parte oficial firmado por el Comandante en Jefe Fidel
Castro que dictaba a media mañana del 15 de abril.
Una vez realizado el
pase de revista a los resultados de los ataques, se patentizó que la
destrucción de los aviones cubanos en tierra había fracasado. En los
bombardeos, el enemigo sufrió severas pérdidas. Algunos aviones no
regresaron a las bases, otros regresaron averiados producto al fuego
antiaéreo cubano, que demostró que no se podía violar ilegalmente el
cielo patrio. Ese día, fue el preludio de aquella invasión mercenaria.
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